BRIGADONN

 

 

-“No hay nada que una mujer odie más que al mejor amigo de su prometido.

 Él sabe todos los secretos que ella va a tardar el resto de su vida en averiguar”-

 

 

 

 

 

Tommy Albright  y Jeff Douglas realizan un viaje a Escocia pero se pierden en medio del bosque. Allí encuentran Brigadoon, un pueblecito que no figura en los mapas y que encierra una historia de leyenda: Sólo se materializa un día cada cien años. Los dos hombres hambrientos y agotados deciden entrar en la aldea y descubren el gran secreto que irá aclarándose gracias a la dulce Fiona Campbell. Tommy se enamora, no sólo de Fiona, sino de Brigadoon y de lo que el pueblo representa, conforme se acerca el final de la jornada, tendrá que tomar una difícil determinación, quedarse o marcharse, lo que elija será para siempre sin posible vuelta atrás... Una vieja leyenda escocesa sobre una paradisíaca aldea perdida en los valles de los Highland que renace del hechizo por espacio de un día cada cien años, inspiró el exitoso musical de Alan Jay Lerner y Frederick Loewe en el que se basa esta adaptación fílmica, íntegramente rodada en estudio y encuadrada hoy entre las obras más representativas, atemporales e incomprendidas de su realizador. El impetuoso romance que vive un cazador neoyorquino con la hermosa habitante rebosa una contagiosa sensación de melancolía a través de una atmósfera de altisonante onirismo, producto del tratamiento cromático milleniano y la labor escenográfica del dúo Cedric Gibbons/Preston Ames. Entre sus números sobresalen el palpitante Almost like being in love, Waitin’ for my dearie, y, sobre todo, el antológico The heather on the hill, bailado por la pareja formada por Cyd Charisse y Gene Kelly, quien no volvería a trabajar con Minnelli debido a las discrepancias surgidas entre ambos a lo largo del rodaje.

 

 

 

Brigadoon es un extraordinario musical, con grandes canciones, con números musicales que se vuelven míticos, además tiene el encanto de las fábulas, de los cuentos imposibles. Una película como esta, con gaitas escocesas y rodada en unos estudios, seguramente no se hará, hoy en día...porque la industria del cine a cambiado totalmente, el publico va por historias crudas o profundas reflexiones y es que parece como si se nos hubiera olvidado que el séptimo arte también sirve para soñar. Brigadoon, más que un lugar físico, quiere ser el retrato de un sentimiento. Ostenta un magnífico vestuario, sensacionales los decorados y una fotografía con unos impresionantes juegos de luz a través de la bruma. De todos los números musicales, hay uno de contagiosa alegría, en el que Kelly y Van Johnson, bailan con los habitantes del pueblo, una danza basada en las tradicionales escocesas, es IMPRESIONANTE..

Todo resulta bastante surrealista, incluso un tanto grotesco, pero la película hay que verla con otros ojos y no con los que buscan análisis, lógica o la realidad de las cosas, hay que ser capaz de adentrarse en una Escocia maravillosa, con mucho de cuento de hadas y un mensaje:  !!! El amor puede con todo.!!!.. Ahora, en pleno siglo XXI, me pareció oportuno volver a ver Brigadoon. Como hoy las generaciones de jóvenes sienten poca curiosidad y lo último que hacen es asomarse a películas clásicas, no estará de más que explique qué es Brigadoon. Es un increíble musical del maestro Vincente Minnelli de 1954, año en el que transcurre la acción, de como se puede perderse por los montes y bosques de Escocia y ver surgir entre las brumas un pueblo que no figura en los mapas... Es un sitio extraño, en el que la gente viste de forma de finales de siglo, y ahí es donde estalla la magia, adentrándonos en la bruma para soñar y soñar....Amigos, el buen cine tiene ese afluente que nos hace nadar contra corriente para llegar a un lugar, esta vez llamado BRIGADONN... En ese sueño somos recibidos por una población idílica, apacible y feliz. Todo el mundo se lleva bien, no hay conflictos, la plaza del mercado es simpática y animada y los habitantes tienen fuerte propensión a cantar y bailar. Las mujeres llevan favorecedores vestidos y los hombres, pantalones estrechos a cuadros e indefectibles plumas en sus gorros. Todo es armónico, pero descubrimos una Biblia familiar según la cual están en 1754, dos siglos atrás. En ese años, se relata, un gran peligro se cernió en Brigadoon, y se imploró a Dios que obrara el milagro de hacer desaparecer el pueblo de la vista de todos para que las amenazantes “brujas” pasaran de largo y no lo pudieran invadir. Dios aceptó, y dictaminó que, para que no se evaporara del todo y para siempre, Brigadoon podría emerger y hacerse visible un día cada cien años. Eso sí, la condición para preservarlo sería que ninguno de sus habitantes lo abandonara nunca. Así, si alguien cruzaba el puente del pueblo, se desvanecería definitivamente sin dejar rastro.

Según el relato, para los brigadoonenses sólo han transcurrido dos días desde el milagro, ellos se acuestan y levantan con normalidad, pero para el resto del globo han pasado doscientos años. Eso no casa bien con lo que manifiesta un lugareño, para el que en efecto parece que llevaran dos siglos en ese plan. Pero la mayoría está feliz: invisibles, indetectables, aislados de todo lo exterior, sin aparecer en los mapas, una sociedad encerrada en sí misma, armoniosa, amable, bondadosa y autosuficiente, conservada en almíbar, inmune al espacio y al tiempo del mundo que sigue su atormentado curso. No es el único lugar de parecidas características en la ficción, sobre todo en la cinematográfica. Están el valle de Siete novias para siete hermanos, la mítica Shangri...la de Horizontes perdidos de Capra, donde nadie envejecía aunque hubiera cumplido trescientos años, o la Comarca de Tolkien. No muy distinto, aunque menos pacífico, era Kafiristán, donde el sargento Daniel Dravot fue convertido en rey en el cuento de Kipling y en la película de Huston: !! El hombre que pudo reinar !!. Son estupendas y encantadoras historias, y todos hacemos bien en disfrutarlas y en añorar mundos así … mientras duran la lectura o la proyección. Y aunque los jóvenes no las conozcan directamente, estas ensoñaciones se transmiten de generación en generación. En todas partes hay gente lista y tonta, buena y mala, razonable e irracional, escéptica e ingenua....Pero si amas los musicales, esta es tu película.

 

 

 

 

Por eso es sorprendente que buena parte de los cinéfilos han creído en la fábula de Brigadoon: sería un paraíso de riqueza y bienestar, de sentimientos puros y solidarios, de personas en armonía dedicadas al baile, sin corrupción ni delitos, con justicia social y protección de los débiles, entregada al estudio y a las artes, y en perpetua comunión de intereses. Además no olvidéis que, en la realidad, esos ideales y fantasías benéficos de pueblos aislados e impermeables al exterior suelen adoptar la forma de pesadillas infernales, como Albania de hace treinta años o algunos países asiáticos ...Pero Minnelli crea una magia con Gene Kelly formando una mas que bella secuencia de baile con la espectacular Cyd Charisse. El director rodó íntegramente en estudio, con un único y enorme decorado que le permitía aprovechar la unidad espacial del pueblecito reconstruido y las montañas para apurar las opciones del Cinemascope, con metros y metros de decorados que filmar sin cortes excesivos de montaje ni coreografía, como la cámara en los números de baile, recurriendo a grúas que apuntan a esa intención de gesto liviano y vaporoso con la conjunción de Gene Kelly, donde el bailarín danza, y trepa, a sus anchas. Ese escenario rúnico incide en una sensación que va más allá de lo ornamental, “Brigadoon” es un tiempo y un lugar ajeno a la realidad, más manifestación íntima que soporte para la acción. Por ello, su fotografía ofrece un tono de ensueño de pigmentación bucólica, que posibilita esos anocheceres y atardeceres oníricos.

 

No es el musical perfecto. Quizás por carecer de canciones para el recuerdo. Pero esos defectos de estructura según la crítica, caen en el vacio....Brigadonn me parece algo más que las interrelaciones causales que van formando todos esos elementos y argumentos convencionales y prácticos. “Brigadoon” es la frontera que marca la entrada en un cine musical de intensa mirada romántica, no en sentido amoroso únicamente, sino idealista. Romanticismo como confesión sobre el contrato con las ilusiones que el director pretendía firmar en cada coreografía, cada decorado y cada película. Es un musical, pero a su vez es un afluente del universo creativo de Minnelli, y sus decálogos de obsesiones. Una muy directa y auto consciente defensa de la fantasía.... Su intento más meritorio es generar un espacio atemporal al margen de cualquier cosa que no sea bailar y soñar entre brezo y cartón piedra.

Y es un poco la posición que adopté yo al entrar de nuevo, tras años de ausencia, en estos páramos élficos y coreografiados. Tomé la postura de volver a Brigadoon como el que recuerda un patio de juego infantiles. Así crucé de nuevo, con ansias de aventura renovadas, el límite del musical. Género que tenía arrinconado sin saber muy bien por qué. Quizás por algo parecido a aquella paradoja de Miles Davis cuando decía que no tocaba baladas por lo mucho que le gustaba tocarlas. Si hay una película que refleje la "alegría de vivir" esa es sin duda "Brigadoon". Porque es un film de los que ya no se volverán a hacer jamás, un vestigio de otro tiempo que refleja un mundo indudablemente irreal e idílico que solo gustará a los que todavía guarden algo de inocencia dentro de sí mismos; no creáis que es un defecto, los estúpidos suelen acercarse más a la felicidad que los aclamados genios o los listillos del tres al cuarto entre los cuales desde luego no me encuentro. Se trata de un musical, ¡ OOOOHHHH!, UN MUSICAL, ¡QUE HORROR, MENUDA PESADILLA.....ahora que he dejado de leer todas las personas ajenas a este género, deberían provocar una huída en masa y deciros que no es que sea solamente un musical, sino que es uno de los más coloristas que se han hecho y se harán jamás, pero, a pesar de todo, descubrir ahora “Brigadoon” es olvidar la realidad, es adentrarse en una falsa pero maravillosa Escocia que evoca unas imágenes de un colorido único y una vitalidad inigualables. Atención al número musical que se marca el gran Gene Kelly con el sorprendente Van Johnson en el que bailan junto a los habitantes de Brigadoon en una especie de danza típica escocesa bastante extraña, pero sin duda maravillosa. Hay un aspecto que la gente no suele tener en cuenta a la hora de ver una película, y este es el momento que escoge para hacerlo, se podría relacionar con la teoría de estar en el lugar preciso en el momento justo, por lo tanto esta es una obra que adquiere si cabe más valor si se visiona en un día, a ser posible de noche lluviosa, con cierta bruma, y algo de frío; podría deciros también que existen dos lugares en el mundo en los que estas condiciones climáticas adquieren un carácter sublime, estos son Escocia y Belelle en el norte de Galicia; pero no desesperéis porque aunque no tengáis la suerte de vivir en ninguna de estas localidades, si veis la película bajo las condiciones que antes os he indicado, experimentareis una sensación muy próxima.

Director de otros musicales, "Melodías de Broadway" y "Gigi", el padre de la cantante y actriz Liza Minnelli contó con la presencia del bailarín y actor Gene Kelly (que había arrasado su popularidad dos años antes en "Cantando Bajo la Lluvia" para que supervisara la coreografía de está mágica y romántica historia en la que su idea argumental ha sido tomada en otros films de géneros radicalmente distintos. "Brigadoon", como ya he detallado anteriormente, viene a ser el Edén; un lugar bucólico e imaginario, Sirva como metáfora a la pérdida de valores, por muy vulgares que puedan parecer hoy en día algunos de los números musicales que se exhiben o de los que sorprenden, para cautivarnos la destreza y habilidad de Gene Kelly en supervisar dichos números. Y como dice su personaje en algún momento del film ante su irritado e impaciente amigo Jeff ; "A veces aquello que sueñas es más real que todo lo que hay a tu alrededor. Y eso tiene una explicación lógica. ¿Por qué la gente tiene que perder las cosas para descubrir lo que realmente significan?"

 

 

“Brigadoon” fue el primer musical de éxito de Alan Jay Lerner como letrista y Frederick Loewe como músico, los inmortales autores de otros musicales clásicos como “My Fair Lady”, “Camelot” o “La leyenda de la ciudad sin nombre”, por citar algunos.... La constante de la pareja esta presente en este trabajo, una excelente partitura de Loewe y un libreto cargado de poesía y romanticismo, típico de Jay Lerner. Metro Goldwyn Mayer pagó en 1954 un alto precio por los derechos para llevarlo el cine y le encargó la dirección de la película a uno de sus especialistas en el musical,  que contó con Gene Kelly como actor y coreógrafo, Van Johnson y Cyd Charisse de protagonistas, que fue doblada en las canciones por Carol Richards y para el papel de Jeff que hizo Van Johnson, también audicionó Donald O’Connor.

La idea inicial fue la de rodar la película en escenarios naturales escoceses, el mal tiempo habitual les hizo cambiar de opinión y se filmó en estudio, y el resultado, la verdad, fue memorable, los decorados y el vestuario son magníficos y llenos de colorido, tanto es así, que parecen dibujos animados; vestuario y dirección artística fueron nominados a los Oscar. Resulta sorprendente la calidad visual y lo medido de encuadres y movimientos de cámara para retratar en decorados lo que acontece en medio de la naturaleza sin que se de esa desagradable sensación de cartón piedra que se puede tener ante otras producciones. Como es habitual en Minnelli la puesta en escena es soberbia y el uso del color magnífico, dando una interesante lectura poética al filme, haciendo que el espectador sienta en algún momento como suya la frase pronunciada por uno de los personajes... "Todo el mundo anhela encontrar su Brigadoon"... La palabra que mejor puede definir a Minnelli es “estilo”, porque el de este director era espectacular y visualmente riquísimo, no recargado ni vulgar y sobre todo enormemente detallista. Cyd Charisse nunca estuvo más bella e irreal, flotando en brazos de un soberbio Gene Kelly como en un sueño romántico. Kelly sabe adaptar con increíble sabiduría su personalidad a un tema más propio de opereta que de su habitual ritmo moderno. Ambos convierten en clásicos cada uno de los bailes en que participan, haciendo que todas las emociones del espectador se integren con sus movimientos perfectos y llenos de sutileza. Ellos son el centro absoluto de la película, excelentemente arropados por el resto del reparto. Un filme sencillamente mágico, apto para soñadores. Por favor, prescríbase esta película para los que necesiten olvidarse por un par de horas del duro mundo real, que es en definitiva para lo que fue pensada, como dice uno de sus personajes:

 

 “Mucha gente busca un Brigadoon... pero pocos lo encuentran”.

 

 

 

El American Film Institute ha confeccionado un listado de los 25 mejores musicales de la historia. Más allá de que estos listados son siempre polémicos, es indudable que el ente mayor de cine de USA es el que más autoridad tiene para confeccionar esta lista ya que el musical ha sido un género típicamente norteamericano. En este caso, sin desmerecer los méritos de Brigadoon, comparto el criterio. Sus falencias según mi modesto entender son las siguientes:  My Fair Lady, The Sound of Music, Singing in the rain, Cabaret, A star is born -la versión de George Cukor con Judy Garland y James Mason- o Yankee Doodle Dandy); Excesiva teatralización (ver con detalle la última escena); Sólo tres grandes números musicales (I will go home with Bonnie Jean, Heather on the hill, Almost Like Being in Love) comparado con películas como las nombradas en primer término en las cuales el 100% o casi de los números musicales sin desperdicio. Pensemos por ejemplo en Seven Brides for Seven Brothers en la cual Howard Kell y Jane Powell secundados por un elenco de grandes bailarines y hasta un acróbata, nos regalan un musical en el cual todos los números son recordables de manera entrañable. Precisamente la MGM apuntó todas las fichas en 1954 a Brigadoon otorgándoles un presupuesto varias veces superior a Seven Brides..., y, para medir el éxito que tuvieron y tiene en la actualidad comparemos los 3 mil y tantos votos que tiene Brigadoon en FA, contra los más de 20 mil que tiene la recordada obra My Fair Lay....

 

En fin, estamos ante un musical inolvidable para todos, verlo nos devuelve el color por el cine y nos hace niños, pensando en cuentos de hadas....Debemos perdernos en la niebla...porque tal vez encontremos algún día....!!! BRIGADONN !!!.

 

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