LAS NOCHES DE CABIRIA
de
Federico Fellini
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"Cabiria" es el más excelso de los partos de Federico Fellini. Es lo que a Beethoven su "5ª Sinfonía"... Giulietta Masina parece que tiene antojo o manía por recuperar aquel extraño personaje que esbozó en "El jeque blanco" su marido...¡Y a fe que nos lo dejó bien patente!....Aún la recuerdo bajando del avión en Roma con su bien ganado Oscar en la mano. ¿Cómo habrían sido esos "eternos" lastimeros del naturalismo italiano sin el pícaro Federico de sus primeros claroscuros....Pero: ¡¡"Cabiria" llegó!! ¡Una prostituta bajita y delgaducha, pero Cabiria es simplona y romántica, vive su prostitución forzosa como si buscara remedio al sarampión de curiosidades amorosas y enternecedoras que la consumen. Tiene peor fama que otras mucho más gordas que ella por enamorarse de su chulo y dejarse tirar al río por él, que, al tiempo que le roba el bolso, la quiere mandar al otro mundo. Y Cabiria, a la que tanto le cuesta descender por los escalones más bajos de las miserias humanas, no se lo cree. Menos mal que la genial Franca Marzi, amiga de fatigas, también rellenita y guapísima, acostumbrada, como todas las filantrópicas compañeras afiliadas al ramo de la prostitución callejera, a los dédalos tenebrosos de los vicios chulescos de esos machos jóvenes, pobres en sofisterías, y que, si no cuentan con el sustento que proporciona el vicio callejero, muestran su desazón ¡¡bofetada va, y viene!!, le equilibra, momentáneamente, de sus trastornos románticos. Pero las obsesiones de Cabiria son delirantes, no se resigna a la estrechez disoluta y vulgar de su existencia. Clama por el milagro, ¡que, por supuesto, no se produce! Giulietta Masina, con su desengaño, su griterío, y su burla, ante la procesión de la romería, es uno de los seres cinematográficos más memorables que el celuloide conserva! ¡El final es antológico, y no lo cuento! Los ojos de la Massina, con sus lágrimas a lo "pierrot", son de un lujo aterciopelado. ¡Giulietta y Fellini, ídolo uno, idolatrada la otra! "Cabiria" es la más grande empresa de la voluntad artística y el loco entusiasmo que impulsó el cine naturalista italiano. El doblaje contó con voces magníficas. Pero Cabiria únicamente puede ser auténtica e irrepetible en versión original. Las noches de Cabiria demuestra que Fellini se encontraba en plena forma. A pesar de que la película da la impresión de que puede faltarle algo de estructura..... no es cierto, pues es completamente intencionado, puesto que al final, todo encaja con absoluta precisión y en su lugar correspondiente. Giulietta Masina, fantástica su actuación, tanto aquí como en "La Strada, es una prostituta que hace tiempo, ya ha dejado atrás su juventud, a la que su amante arroja al agua. Después de rescatarla, se hace cargo de ella un actor famoso, siendo explotada nuevamente de diversas maneras. En un music-hall un mago la hipnotiza, y ella habla de su infancia y de sus sueños de una manera tan inocente y tan conmovedora que un joven del público pide su mano. Ella expone sus más íntimos deseos de una forma ingenua, tal y como ella es. Pero todo esto no le sirve de nada a Cabiria, pues la acción del joven se encamina únicamente para aprovecharse de ella, y, al final, se encuentra más o menos donde estaba en un principio. Cabiria es un contraste, una contradicción permanente entre su fachada exterior de prostituta dura, fuerte, experimentada y luchadora, con una vida desordenada y caótica y, su yo interior, ingenuo y hasta infantil, se podría decir casi con algo de pureza y que aspira a sueños de adolescencia. La cinta, producida por Dino de Laurentis y con guión del propio director junto a Ennio Flaiano, contiene diálogos adicionales de Pier Paolo Pasolini con música de Nino Rota. Obtuvo ese año el Oscar a la mejor película de habla no inglesa y en el Festival de Cannes, como en el de San Sebastián, Masina se hizo con el premio a la mejor actriz y Premio OCIC con mención especial
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Cabiria es un Fellini que mira al exterior, más que hacia al interior, como haría cada vez más en películas como "Fellini 81/2" y "Roma ". Es quizá menos espectacular visualmente hablando que otras obras del director, pero no por ello menos impresionante y conmovedora. Católica y profunda creyente, Cabiria, se encomienda a San Antonio y busca desesperadamente abandonar su profesión, se avergüenza de ella, busca a un hombre del que enamorarse y que la saque del fondo, porque ella posee bondad para ofrecer, pero el resto se muestra cruel con ella, haciéndole ver que sus sueños y quimeras de romanticismo barato, nunca se verán realizados. Una y otra vez se alzará después de la caída y seguirá en su empeño de poder algún día volver a empezar de nuevo. Las noches de Cabiria es un mordaz y cruel relato, con algunas pinceladas de optimismo, de una Cenicienta moderna en el que Fellini nos dice que los cuentos de hadas modernos no necesariamente terminan bien. Las noches de Cabiria no son las noches que se espera de una prostituta. Tres noches y tres fábulas, a cual más sorprendente: la improbable velada con un actor famoso; la visita a los infiernos con el buen samaritano, aquí la noche desemboca en el amanecer y el espectáculo de magia e hipnotismo en un local llamado Lux. Tres noches y tres hombres. El primero es la frivolidad, el lujo hortera y las burbujas; el segundo es todo compasión y el tercero es la promesa de felicidad. Podría hablar del tratamiento de lo religioso en la película: ritos, almas, procesiones, ironías. O de los excelentes personajes secundarios: la prostituta revirada, el tío lisiado, el fraile Giovanni, la amiga Wanda... O del uso fértil del lenguaje callejero. Podría detenerme en estos detalles: el paraguas de Cabiria, su chaqueta mugrienta, la vela que se apaga, la presencia material de los billetes… O en el tono de tragicomedia, tan logrado. Esos aspectos se disfrutan sin necesidad de apuntarlos yo. Fellini retrata la prostitución sin enseñarnos el acto sexual. Lo más cerca que estamos de ver a Cabiria faenando es cuando sube en un camión con un cliente. Pero Fellini corta y aparece la protagonista abandonada en medio de ninguna parte. Más adelante, Cabiria vislumbra su futuro al encontrarse con una prostituta avejentada, que vive en la miseria. No voy a desvelar los pormenores de la trama ni diré cuál es el final. Pero esta película se degusta más a la segunda ves, conociendo previamente la última secuencia, una secuencia deslumbrante que desnuda el alma de Cabiria. Verla con ella en mente multiplica efectos, alegrías, tristezas, desengaños. Amplifica sufrimientos y sonrisas. Como si la piedra final le diera nueva luz... Cuando todo parecía listo para una conclusión convencional, Fellini se la juega con una serie de planos en que muestra al ave fénix, el pájaro de ensueño que renace de sus cenizas. En ese punto, la ilusión del cine llega al corazón.
Fellini, fué tan admirado como vilipendiado, supo escribir en las páginas del cine con letras de oro, con ese pulso que trasciende las fronteras de lo simplemente extraordinario para remontarse hacia lo que va más allá de todo lo hermoso que el ser humano pueda crear. No sé qué tienen algunos directores italianos, que van y me ofrecen algunas de las más inconmensurables maravillas que sólo unos cuantos tocados por la gracia son capaces de ofrecer.
Algo tan inmenso me transmitió esta película, que nunca tendré palabras suficientes. Personalmente, reitero que Giuletta Masina crea una de las más sobrecogedoras interpretaciones femeninas desde que la actriz actuó en una película, hace más de un siglo. No son muchas las actrices que han logrado sobrepasar todo lo imaginable en mi escala de emociones, pero sin duda, Masina se ha ganado, con pleno mérito, uno de los puestos más elevados. Fellini, al que sólo por una película como ésta califico como verdadero gigante del séptimo arte, mostró su gran genio no sólo para dirigir, sino para elegir a los actores idóneos, y su buena mano para guiarlos a través de unas interpretaciones que en alguna ocasión dieron lo mejor. Seguro estoy de que el mismo Fellini se extasió ante las dotes de Masina, y le dio alas para fundirse con su papel de un modo en que pocas veces se ve. No conozco las circunstancias del rodaje de "Las noches de Cabiria", pero estoy convencido de que el insigne genio italiano cifró en ella muchas esperanzas y gran creatividad. Giulietta Masina, su esposa en la vida real y su único gran amor, se rindió a su más ferviente admirador, y permanecería a su lado para siempre.
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No me cabe duda de que Fellini era un hombre con una sensibilidad más allá de lo corriente, porque de lo contrario, no habría sido capaz de realizar algo tan bello. Cuando él murió, Masina le siguió al poco tiempo. Tanto le amaba, que no pudo soportar seguir viviendo sin él.... Y creo que comprendo la razón. "Las noches de Cabiria" es una obra de arte en la que lo penoso va de la mano con un lirismo desgarrador. Cabiria es una chica de los arrabales de Roma, como tantas otras que se prostituyen para sobrevivir. Desde el principio, ella nos roba el corazón porque derrama una luz que nada puede apagar. Vapuleada, llevada de un lado a otro, engañada y abandonada como un perro, ella es la prueba viviente de la dureza de esta vida intoxicada y corrompida. Dan ganas de gritar contra tanta maldad. Y ahí está ella que, de alguna manera, representa la esperanza en sí misma. Porque ese corazón tan grande que tiene, nos devuelve la certeza de que todavía quedan cosas buenas en esta cruel existencia. Ese corazón pleno de un amor que casi nadie sabe valorar, del que casi todos se aprovechan, es algo que mueve este cruel mundo. Me hace pensar que, en medio de tantas penurias, existe el milagro. Cabiria es un milagro...Ella sueña con algo mejor que esos arrabales en los que vive, sueña con encontrar a alguien que aprecie todo lo bueno que hay en su alma herida. Con escenas en las que el triste realismo predominante se alterna en ocasiones con momentos poéticos y tocados por una magia frágil, la cámara va deslumbrando imperceptiblemente. Esas noches antológicas de deambular por la ciudad, destacando en especial el número de ilusionismo del mago... Aquella escena me incomodó y me conmovió como pocas. O el simple hecho de observar las reacciones en el rostro de Cabiria, quien pese a ser una chica ignorante y sencilla, posee una tierna delicadeza y un ansia de disfrutar de los momentos bonitos de la que carecen muchas personas. Es un drama hiriente y hechizante que no se conforma con circular por los caminos de la simple denuncia, sino que lo que pretende es que sintamos como Cabiria, que nos identifiquemos con ella y percibamos su sufrimiento y toda la magia que ella sabe captar de cada momento, aunque sea una magia ficticia y poco duradera. Sus ganas de vivir y su alegría innata nos contagia...Fumaba un cigarrillo largo y fino, de exportación. Pero no llevaba can-can sino una faldita muy corta y unas botas hasta la rodilla a juego. Una blusa blanca muy fina que dejaba mucho más que intuir sus pezones y unos ojos rasgados. Todos los días cuando regresaba a casa y ella, todos los días, chasqueando su lengua.... Ella sólo tiró un beso al aire.
Siempre me he preguntado qué pasa con todos esos besos que se escapan. ¿Dónde irán?
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El film toma el nombre de la protagonista de la película muda "Cabiria", de Giovanni Pastrone, inspirada en una novela de Emilio Salgari. Da este nombre a una muchacha siciliana apresada por piratas y vendida como esclava a los cartagineses. La Cabiria de Fellini es un personaje nuevo, tierna, humana y entrañable, que es maltratada y engañada por los hombres. El relato que sustenta al film es sencillo y simple. Lleno de encanto humano y de fuerza conmovedora, plantea la posibilidad de que el mal venza al bien, aunque a la larga el bien se impone sobre el mal. La vida y el azar tienden a ser injustos con las personas, sobre todo con las más débiles. Se considera que el film cierra la primera etapa del realizador... la neorrealista.... caracterizada por la importancia de los personajes, la preferencia por las figuras sencillas, humanas y marginales y las referencias de crítica social. Aparecen en ciernes algunas de las constantes del autor que adquieren en la etapa siguiente mayor desarrollo, como las figuras fantasmagóricas, como la procesión de penitentes que se pierde en la oscuridad y las matronas gruesas. Se observan trazos surrealistas, como la vieja prostituta que sale del subsuelo en la escena del samaritano, eliminada por la censura. La caracterización de Cabiria recuerda la del vagabundo de Chaplin, con la que mantiene algunos puntos en común...lucha con la cortina del "Night Club", cejas pintadas, atención al paraguas. Bob Fosse realizó un musical, "Sweet Charity" en (1968).
La música, de Nino Rota, colaborador habitual de Fellini, aporta una partitura alegre y emotiva, con un tema principal melódico y melancólico. Consta de 15 cortes, de entre los que destacan el "Tema final", "Lla ri lla ra", "Mambo de Cabiria" y "Pic-nic en el Divino Amor". Se añade un fragmento de la Sinfonía nº 5 de Beethoven. La fotografía, de Aldo Tonti, contrasta con fuerza blancos intensamente iluminados con abundantes negros. Ofrece algunos contraluces brillantes. Siguiendo con la colaboración inestimable y perpetua hasta el día de su muerte del genial Nino Rota, y la colaboración en las lides de fotógrafo de Aldo Tonti en un trabajo correcto, Fellini y sus colaboradores habituales en la creación del guión Ennio Flaiano y Tullio Pinelli en unos planos maestros para una de las obras más reseñables en la historia del arte contemporáneo...Siempre...Siempre....con el maravilloso personaje de 'Cabiria', interpretado de manera MEMORABLE por Masina....Ella nos conmueve y nos empatiza de una forma casi trágica, y nos recuerda lo injusta que es la vida guiada por el azar...
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Cabiria sólo desea una vida nueva que le permitiera salir de su ruinosa existencia como prostituta en las afuera de Roma, en el kilómetro 18 de la carretera a Ostia, en un barrio periférico de la Roma indiferente de postguerra, donde convivía con su única amiga y compañera de profesión, Wanda...antes de hacer la calle por Via Veneto. Sueña con que un golpe de fortuna en forma de príncipe azul, un hombre honrado y por supuesto sin prejuicios le sacara de aquella existencia... Cabiria parece haberse enamorado de Giorgio un vendedor de loros con el que lleva saliendo casi un mes y al que apenas conoce...Confiada se ha ido a dar una vuelta por los alrededores y en un momento de despiste la ha empujado a un río, a sabiendas de no que no sabía nadar y se ha fugado con 40000 liras...Los lugareños la rescatan y le salvan la vida...Desengañada por enésima vez, debe seguir con su miserable existencia. Una noche y por casualidad, Cabiria es testigo de una discusión entre un famoso director de cine Alberto Lazzari y su joven novia Jessica ..Alberto llama a voces a Jessi pero ésta emprende una huída..Desolado, Alberto advierte la presencia de Cabiria y le invita a su lujosa morada, donde Cabiria se siente maravillada por el lujo y el trato...Pasa la noche y Jessi se presenta...Cabiria abrumada por las colosales dimensiones de la casa tiene problemas para salir...Una vez fuera cuenta lo sucedido a sus incrédulos amigos que le proponen ir de pregreninaje a implorar misericordia a la Virgen del Divino Amor...escena desgarradora donde Cabiria implora una vida nueva, menos miserable al lado de un hombre honrado que le haga feliz...Un día, acude a un espectáculo nocturno de un mago que hace desaparecer a todo aquel que se meta en un angosto receptáculo insertado por espadas varias...Una vez en el escenario el mago pide a Cabiria colaboración y la hipnotiza...Al salir del espectáculo un desconocido la aborda supuestamente interesado en su persona. Se trata de Oscar D'Onofrio, un empleado que trabaja como contable y que la invita y agasaja con artimañas ...Poco a poco Cabiria se va enamorando y confiando de un hombre que por fin parece, esta vez sí, honrado...Cabiria llega al punto de vender su casa y sacar sus ahorros del banco para irse con Oscar...Un día, Oscar le lleva a ver la puesta de sol detrás de un bosque y sobre el mar...Una vez solos, Cabiria al mirarle directamente a los ojos le ve sus perversas intenciones...De nuevo el destino le juega una mala pasada y Oscar después de robarle el dinero le abandona a su suerte...Desolada Cabiria sale del bosque con una irónica sonrisa dibujada en su semblante, como resignada a una existencia de la cual no parece poder escapar nunca...Un grupo de jóvenes alegres que pasan a su lado parecen como si le invitaran a olvidar sus penas...
El cine de Fellini es un viaje desde aquel neorrealismo en el que participó hasta su particular universo "surrealista" donde el mundo de la realidad comparte mesa y mantel con el de los sueños. Es la travesía natural de los grandes genios que se hacen más y más íntimos a la vez que van soltando el lastre de los convencionalismos. Y en la mitad de su periplo, "Las noches de Cabiria", que en realidad son las noches de miseria italiana, las noches de los "sin escrúpulos", las noches del pan, amor y fantasía. Y en el cenit de todas estas noches, la ingenuidad indecorosamente ingenua, inolvidable Cabiria, inolvidable Giulietta Masina. Aquella inolvidable Gelsomina de La Strada llevando sobre su espalda la misma mochila cargada de sueños. Y alrededor de este núcleo central se aglutina el personalismo de Fellini, con sus curas, sus tetonas y sus referencias chaplinescas, Con su humor distinto e irreverente. En definitiva, con su particular manera de entender y crear el cine. Fellini por y para su cine. Un cine capaz de conmover una y otra vez la sensibilidad de los espectadores, incluso los culturalmente diversos como prueban los 3 Oscars otorgados a la mejor película extranjera: Las noches de Cabiria, La Stradda y Amarcord. Probablemente, la excelente música de Rota cree el sortilegio y todas esas noches se conviertan en la noche final, la del desengaño, la de la cruda realidad dándole una bofetada a los sueños, la de la ¿esperanzada o fatalista? sonrisa de Cabiria. Una sonrisa que acalla nuestras "culpabilidades".
-¡Ríe Cabiria, ríe... !-
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Esta película ha conseguido transmitirme.... Su amargura, su tristeza, su esperanza. Todo envuelto de escenas tan sombrías como llenas de mensajes que nos habla de la soledad y la desesperanza, y que para sortear estos dos grandes obstáculos vitales, la protagonista, una prostituta, se aferrará a cualquier posibilidad por insegura que parezca para poder cambiar el rumbo de una vida que necesita. Pasan las noches y ella, feliz e ingenua como una niña hace precisamente lo que menos imaginaríamos de una persona de estas características, tan encantadora y dicharachera, tierna y con una mirada que atraviesa la pantalla y llega a apoderarse de los sentimientos míos, que ha sufrido y se ha sentido impotente ante los pasajes oscuros que la protagonista ha vivido en esta película y que se ha sentido esperanzado cuando el argumento se ha puesto de parte de la misma. Cabiria, qué nombre tan perfecto para un papel tan bien dibujado y exquisitamente interpretado. Federico Fellini supo crear este drama amargo que invita a la reflexión desde según que punto interpretemos los mensajes que transmite. Cabiria hace la calle y nosotros, los espectadores, la acompañamos en este menú de restaurante de cinco tenedores, llegando a desear poder traspasar la pantalla para darle un abrazo enfermizo a la protagonista que consiga ofrecerle con justicia la plena felicidad que busca, y no disfrutando de ésta con tantos altibajos, como si fuese alquilada. Y es que aunque ella nos ofrezca todo un repertorio de sonrisas y miradas inocentes, se puede vislumbrar con no mucha dificultad que detrás de su baja estatura, formas graciosas e informales, se esconde un corazón atormentado, un alma que desea llenarse de amor y que llama incluso a Dios, haciendo éste caso omiso de sus insistentes peticiones. Destacar también todo el mundo que la envuelve, como sus compañeras de oficio, algún chulo de éstas y los personajes con los que tiene que lidiar. Este aspecto se ofrece de manera notable, por lo que no es difícil que el espectador se adentre con facilidad.
Esa necesidad que tiene el creador de primero fundirse con su musa y después elaborar belleza a través de su influencia ha acompañado siempre al artista desde los orígenes del arte hasta la actualidad. Partiendo de la mujer como arquetipo de musa la necesidad de ensalzarla deriva en diferentes tipos de creación dependiendo de los estados de ánimo por los que pueda pasar el creador en base a que presencia decida adoptar frente a él la musa, por ejemplo la musa en ocasiones puede estar esquiva, burlona, lejana y el creador no intenta si no atraerla con su arte, atraparla, enamorarla. Puede presentarse a su vez la musa solicita y dispuesta a ser moldeada convirtiéndose entonces el arte en un juego donde la musa se deja llevar y el creador se recrea llevando las distintas formas de la musa a su terreno. Puede tal vez que la musa se haya ido y cree el artista entonces desde el desamor o el recuerdo en un intento de rememorar lo amado o incluso de conservar a través del arte lo perdido. Pero a menudo sucede que la musa ha venido para quedarse. Cuando esto es así el creador se libera y solamente ha de dejar fluir su arte a través de ella. Giulietta Masina fue una de esas musas. Federico Fellini amaba probablemente a todas las mujeres, característica muy común en un creador, pero solo una de ellas, Giulietta alcanzaba a tener para él la categoría de musa y así la trató en muchas de sus películas. El primer regalo que Fellini creó para su musa fue el inolvidable personaje de Gelsomina en La Strada y el último la Amelia otoñal de Ginger y Fred.....Perfecta fusión entre musa y creador.
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Un soplo de magia y emoción es lo que me ha dado esta obra, una de las más galardonadas y reconocidas en su carrera. Su imperecedero universo personal sigue siendo estudiado por los cinéfilos y aficionados, sus personajes como Gelsomina y Cabiria, recuerdan a la ingenua dulzura personificada de la gente buena. Cineasta que ha llegado en algunos de sus films al extremo de presentar una autobiografía de la que es difícil decir si es real o falsa, quien sabe.... tal vez soñada… Antes de plasmar fantasías oníricas en celuloide desde su Cinecittà, Fellini filmó varias obras maestras encasillables en el neorrealismo. Y Le notti di Cabiria, Lo sceicco bianco, Il bidone, La strada o I vitelloni. Narradas mediante capítulos, las historias que vive (o que sufre) una prostituta de los arrabales de Roma.
No destriparé el plano final, pero debe quedar claro que todavía faltaban dos años para que el sobrevalorado director e infravalorado crítico Truffaut golpease cuatrocientas veces. El empollón de Godard apuntaba cerca, que Bergman ya lo había hecho antes. Los franceses se llevaron los méritos de parir la modernez cinematográfica y Fellini emprendería sucesivamente La dolce vita, Otto e mezzo y Giulietta degli espiriti....Esas arrancarán para la imaginación de otros.
La edición española de esta obra maestra presenta una calidad de imagen insuperable. Y para más inri no aporta subtítulos de ningún tipo. Las opciones son aprender italiano o llevarse bien con el doblaje. Neorrealismo puro, vertido en una obra de incalculable valor, de esas que y no se hacen.... Fellini fué único, y para muestra, os recomiendo "FELLINI 8 y medio", ahí podéis conocer a uno de los muchos genios que ha dado la Ciudad Eterna.